
¿Y entre los 3 y los 8… qué?
Hay una edad mágica que muchas veces pasa de puntillas frente a la cámara.
Nos volcamos en retratar a nuestros peques cuando nacen, cuando cumplen su primer añito, el segundo… y después, ¡zas! Silencio fotográfico hasta la comunión (si es que la hacen).
¿Y todo lo que ocurre en medio?
Los dientes que se caen, las carcajadas desbordadas, las carreras sin fin, la imaginación disparada, las mil preguntas por minuto. Esa mezcla entre lo pequeño que ya no es tan bebé y lo grande que aún conserva toda la inocencia.
Salir al aire libre, jugar, explorar, reír. Congelar un pedacito de su mundo tal y como es hoy.
Porque esta etapa también merece su lugar en el álbum. Y qué suerte poder mirarla mañana y volver a sentirla.

